Chulilla es conocida por sus baños y por el turismo termal, pero esta localidad de los Serranos nos ofrece mucho más que relax. Después de recorrer su casco histórico podemos hacer alguna ruta en su entorno, practicar deportes de aventura como la escalada y disfrutar de su gastronomía antes de relajarnos en sus baños termales. Al menos, eso es lo que os proponemos en nuestro recorrido por Chulilla.
Patrimonio
Desde la época medieval se conserva la organización en torno a un núcleo presidido por el Castillo de Chulilla, de origen islámico, que sobre un cerro domina la población. Junto al Castillo, la Iglesia y las ermitas marcaban la vida de los vecinos, aunque tan solo quedan dos ermitas en pie. Tampoco queda mucho de la muralla que protegía el municipio, salvo dos torres y “El portillo”, una de las puertas de acceso.
La peculiar ubicación de Chulilla, en las laderas de la colina coronada por el Castillo, hace que en muchos casos se haya recurrido a las escaleras para salvar los grandes desniveles que separan las calles. Hablando de las calles, en los barrios más antiguos (la Peñeta, la Iglesia, la Plaza o el Castillo) se conservan esos trazados estrechos, que se van ajustando a las curvas de nivel que forma el terreno.
Fuera del casco urbano tenemos, por una parte, los yacimientos que se han encontrado que datan de la Edad del Bronce, desaparecidos tras la romanización; y por otro lado están las pinturas rupestres del Barranco de la Falfiguera, declaradas Patrimonio de la Humanidad. Se trata de un conjunto de figuras humanas, escenas de caza, danza, animales -en grupo y en solitario- y puntos o líneas indeterminados.
Rutas
Para poder llegar al Barranco de la Falfiguera hay que seguir el sendero PR 77, que discurre por este barranco antes de llegar al embalse de Loriguilla y a Sot de Chera. Hay otros tres senderos de pequeño recorrido: el PR 76, que une Chulilla y Gestalgar; el PR 321, una ruta circular que empieza en Pelma y la conocida como Ruta de los Pantaneros, que recorre el camino que hacía entre Chulilla y el Embalse de Loriguilla los obreros que lo hicieron en los 50.
Además de los PR, también encontramos cinco senderos locales. Todos son circulares, y nos llevan desde la Plaza de la Baronía a las cuevas el Gollisno y el Tesoro (4), a la Muela (SL-71), a Cuevas y Peñeta (SL-72), al Charco Azul (SL-74) y al Castillo y las pinturas rupestres (SC).
Deportes de aventura
Con más de 360 vías que van de los 30 a los 110 metros de altura, los aficionados a la escalada tienen su paraíso particular en Chulilla. Hay 36 sectores de diferente dificultad, algunos con nombres tan gráficos como “El muro”, “Pesadilla I y II” o “Fantasía I, II, y III”. Podemos escalar a la sombra fácilmente todo el día, y la mejor época para escalar en Chulilla es de octubre a junio.
Además de escalar, podemos recorrer los alrededores de Chulilla a caballo o en bicicleta. Eso si, siempre que practiquemos estos deportes de aventura debemos cuidar el medio ambiente, respetando a las especies de animales y plantas que viven en el entorno, recogiendo toda la basura y las colillas y evitando encender fuego fuera de las zonas habilitadas para ello.
Gastronomía
A estas alturas del viaje seguro que ya tenemos hambre, así que vamos a conocer lo platos típicos de Chulilla. Uno de los más destacados es la Olla de Carne, que lleva morcilla de cebolla y pan, alubias, tocino, patatas o güeñas. La Olla de Berzas, además de alubias lleva acelga, patatas y hierbabuena; y el Rin-Ran es igual solo que se le añaden bacalao y huevos duros.
También en Chulilla podemos disfrutar del Ajo arriero (parata, bacalao y aceite), mientras que en el capítulo de los dulces el protagonista es el Reguiño. Aunque parezca un panquemao, sus ingredientes son otros y su sabor es más dulce. Además del Reguiño son tradicionales los congretes, mantecados y tortas de almendra; todo ello acompañado por la mistela o el vino rancio elaborados en el propio municipio.
Más información y foto 2: Ayuntamiento de Chulilla
Fotos: Tobias Maschler y Consorcio Provincial Bomberos Valencia