Alboraya es conocida en el mundo entero por la horchata. Esta localidad de l’Horta es la cuna de la horchata, y en sus campos, junto a los de la vecina Almàssera, encontramos grandes plantaciones de chufa; así como las mejores horchaterías del mundo están en Alboraya. De hecho, muchas de ellas están en la Avenida de la Horchata de la localidad. Pero Alboraya es mucho más que chufa y horchata, aunque estas estarán presentes a lo largo de nuestro recorrido por el pueblo.
Empezamos en el casco histórico de Alboraya, donde lo primero que nos sorprenderá es la mezcla de estilos que encontramos en sus calles. Las casas típicas rurales se mezclan con otras casas urbanas de finales del siglo XIX o principios del XX, la mayoría de ellas de estilo modernista o Art Déco. En el centro de la ciudad nos encontramos con el Mercado Municipal, el Antiguo Matadero o la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, con dos capillas: una dedicada al Miracle dels Peixets y la otra al culto del Santísimo.
Tampoco nos podemos perder la Casa Conde Zanoguera, una casa señorial del siglo XVII restaurada no hace mucho y que se utiliza para actos oficiales o para realizar exposiciones de todo tipo. Repartidas por toda la localidad hay una serie de ermitas, como la dels Peixets que ya hemos visto, la de San Andrés, la de Santa Bárbara o la de San Cristóbal, que en su interior guarda una imagen del santo datada en el siglo VII.
Hacia las afueras de la ciudad nos encontramos con dos de las tradicionales construcciones de la huerta valenciana: las barracas y las alquerías. La barraca es el referente de la arquitectura de huerta, y Alboraya no es una excepción, aunque estas casas blancas con su característico tejado a dos aguas se han convertido en segundas residencias. Más grandes son las alquerías, dominando fincas enteras, de las cuales destacamos la del Machistre.
En esta Alquería del Machistre se encuentra el Museo de la Horchata y la Chufa, integrado como una parte más de la alquería. Si visitamos este museo conoceremos un poco mejor la historia de la horchata, las curiosidades sobre su nombre, cómo se elabora, el cultivo de la chufa, su comercialización actual y las diferencias que hay entre el cultivo y la producción de hoy en día y la de hace 200 años. Además, nos ayudará a descubrir cómo era la vida en las alquerías valencianas.
Si vamos a Alboraya en verano, no podemos perdernos sus playas, ideales para darnos un chapuzón y refrescarnos; mientras que en invierno podremos disfrutar de un agradable paseo junto al Mar Mediterráneo. Hay dos zonas de playa, la Patacona, pegada a la popular playa de la Malvarrosa valenciana -están unidas por el famoso Puente del Moro- y Port Saplaya, una playa semiurbana situada hacia las afueras de la localidad que también se conoce como la Venecia valenciana.
El paseo marítimo de la Patacona es el lugar ideal para pasear o patinar. No encontraremos obstáculos en nuestro recorrido, está menos concurrida que la vecina Malvarrosa y al final del camino nos encontraremos con una zona llena de marcas en el suelo para que los patinadores más expertos puedan girar o practicar su técnica. Los más inexpertos también podrán aprender a patinar en la rampa de iniciación que hay junto a esta zona al final del paseo marítimo.
Otra posibilidad es recorrer en bicicleta la vía alternativa Alboraya Núcleo Tradicional – Alboraya Playa de la Patacona. Aunque está pensada para facilitar que los estudiantes del IES Patacona puedan ir en bici al instituto, nosotros también podemos aprovecharla para ir desde el casco histórico de la ciudad a la playa. La senda “ciclable” cruza la Partida de Calvet hasta situarse paralela a la V-21, que cruza la Partida de Vera, antes de llegar al instituto ubicado prácticamente en el paseo marítimo.
También tenemos una gran oferta deportiva en Port Saplaya. Por una parte, podemos practicar deportes acuáticos como la vela o el windsurf, cada día más popular; mientras que los aficionados a un deporte mucho más tranquilo como la pesca también encontrarán un lugar para tirar la caña y pasar una agradable jornada de pesca. Las dos playas de Port Saplaya -la playa norte y la playa sur- destacan por su tranquilidad, algo que suelen buscar sus visitantes, cuya mayoría proceden de Valencia o su área metropolitana.
Pero si hay algo por lo que destaca Port Saplaya, es por su peculiar urbanismo. Primero, por sus casas residenciales, bajas, pintadas todas ellas de colores diferentes, lo que le da un encanto especial; pero sobre todo por su puerto interior que crea unos cuantos canales que de algún modo nos traen a la memoria imágenes de Venecia. Si vais en coche a Port Saplaya no os preocupéis por aparcar, porque muy cerca hay un centro comercial con un gran parking gratuito que completa la oferta de ocio y restauración de Alboraya.
Más información sobre las rutas turísticas de Alboraya: Ayuntamiento de Alboraya
Fotos: Gabriel Villena y Echiner1