Bocairent, población de la comarca de la Vall d’Albaida, muy rica en recursos turísticos y siempre agradables para el público infantil, ya que la mayoría de las actividades se realizan al aire libre. El conjunto de posibilidades turístico educativas, en esta población, es amplio. Según el tiempo disponible, se puede organizar de muy distintas maneras.
También se puede disfrutar con la visita del barrio medieval; con la Cava de Sant Blai; con la Plaza de toros, excavada en la misma roca; con el Museo Parroquial y el Festero. Igualmente se pueden organizar excursiones por los parajes de la Sierra de Mariola, muy rica en plantas aromáticas.
LES COVETES DELS MOROS DE BOCAIRENT
Se trata de un grupo de cuevas – ventana, o cuevas artificiales con orificios en forma de ventana, colgadas a mitad de un acantilado rocoso. Situadas en el Barranc de la Fos, en la vertiente derecha, tan solo a unos 300 m. al norte del núcleo urbano medieval de Bocairent. Es el grupo más complejo y numeroso de todos los de la cabecera del río Clariano, donde hay otros pequeños grupos en los barrancos situados entre Bocairent, Ontinyent y Alfafara. Es también el más famoso y del que más se ha escrito.
Consta de unas cincuenta ventanas, que dan acceso a otras tantas cámaras, así como de 9 ventanas más, que tan solo están iniciadas e inacabadas. Las ventanas se disponen en 3 – 4 niveles pero sin formar “pisos” regulares. Probablemente la mayoría de estas cámaras fueron concebidas para estar aisladas, al menos en un principio, ya que todas tienen argollas de anclaje para las cuerdas y dispositivos para empotrar puertas -marcos, surcos…-, pero en la actualidad están todas intercomunicadas por rupturas en las paredes (que también parecen antiguas), así como por pequeños “pozos-chimenea” para salvar los desniveles.
Así mismo, una de las ventanas se encuentra a un nivel más bajo que el resto del grupo -a unos 8 m. del suelo-, y no tiene cámara, si no que es del tipo “chimenea”, con buenos escalones. En 1908 se hizo explotar un “barreno” para facilitar el acceso, cosa que la desfiguró. Posteriormente se ha instalado una escalera metálica por donde se entra con comodidad. Pero con anterioridad se accedía dificultosamente ayudándose de una serie de muescas en la pared, del tipo “pedal”. Otros dos accesos de este tipo de “pedal”, se constatan hacia las ventanas del tercio norte y extremo norte. Las cámaras, casi todas de planta aproximadamente rectangular y variables por lo que respecta a sus medidas -2,5×3 m. i 2,5x 4 m., como media-, no presentan silos ni elementos destacables, i solamente unas cuantas tienen depósitos o compartimentos abiertos -atrojes. En frente de este grupo hay una ventana solitaria -El Calvari; y también en las inmediaciones del mismo Bocairent encontramos otros dos grupos: el del Colomer y el de en Gomar.
Las interpretaciones de estas cavidades han sido muy diversas, a través del tiempo, (cámaras sepulcrales de épocas antiguas, graneros, cenobios visigóticos…) y difíciles de datar, por falta de materiales arqueológicos, inscripciones u otros datos. Después de diversas prospecciones arqueológicas llevadas a cabo por el MAOVA (Museu Arqueològic d’Ontinyent – la Vall d’Albaida), -todavía no completadas-, se puede asegurar que se trataba de graneros-almacenes de seguridad, realizados en época andalusí (hispano-árabe), que servirían a determinadas comunidades campesinas de las proximidades, muy probablemente de ascendencia bereber. Al parecer, se trata de un modelo de granero trasladado del norte de Africa (los tazaghin del alto Atlas, por ejemplo).
Hipotéticamente, su funcionamiento debería ser remotamente parecido al de un almacén colectivo bereber o agadir, al menos para el grupo mayor de las Covetes dels Moros. Corresponderían a un momento muy preciso -todavía por determinar con exactitud-, probablemente entre los siglos X-XI.
EL BARRIO MEDIEVAL
Declarado conjunto histórico-artístico nacional, ya que paseando tranquilamente por Èl nos encontraremos con elementos claves que definen su fisonomía: casonas de alturas sorprendentes, calles señoriales y de otros más estrechos y las casas recayentes al barranco como auténticas casas colgantes.
La Ruta, como no podría ser menos, parte desde la Plaza del Ayuntamiento donde sorprenden las enormes casonas de los siglos XVII y XVIII con una altura de unos ocho pisos; eso es fruto del fuerte desnivel del cerro en el que están ubicadas: por la otra banda de las casas, se accede a los pisos quinto o sexto.
Dejando atrás la Plaza del Ayuntamiento, nos adentramos por la calle Mosén Hilari flanqueada por grandes casonas hasta llegar al Mirador de les Covetes dels Moros donde podremos apreciar la peculiaridad de este monumento excavado en una pared rocosa y formando pequeñas estancias. Avanzando por la ruta llegaremos al “Pont de Darrere la Vila” y al Pouet de Sant Vicent.
A partir de aquí, el camino se hace más estrecho y más interesante: un sendero nos hace subir del barranco hasta acercarnos casi a esas casas colgantes que recaen a uno de los numerosos barrancos que rodean Bocairent. Este trayecto sorprende, además, por la dureza de la roca y como los agricultores locales siempre la han trabajado para sacarle el mejor provecho: las huertas escalonadas, las corrientes de agua pasando por acequias excavadas, la Cueva de “En Gomar” donde se han encontrados restos prehistóricos y donde se construyó un molino harinero que en el siglo XVI aún sorprendía a Viciana por su monumentalidad, etc.
Cuando aún estamos absorbiendo todos estos encantos nos encontramos una antigua fábrica textil que explica parte de la historia de Bocairent: el uso de los saltos de agua para la industria textil, clave en el desarrollo local.
Finalmente encontraremos el mercado municipal: un privilegio que ostenta Bocairent desde que fue otorgada su Carta Puebla allá por 1256. Siguiendo la ruta llegaremos al nuestro punto de partida: la Plaza del Ayuntamiento
Es un antiguo depósito de nieve que se utilizaba para almacenar el frío elemento en invierno y disponer de él en verano: una forma de poder refrescar bebidas, conservar alimentos especialmente pescado en los puertos de la costa y elaborar helados. Además, antiguamente esta nieve tenía otra faceta imprescindible: un provechoso uso terapéutico y medicinal en inflamaciones y hemorragias, tal como continuamos haciendo en la actualidad, así como en el cuidado de fiebres o con carácter de anestesia, entre otros. Esta nevera es pues, una muestra representativa de los más de 300 depósitos distribuidos por toda la Comunidad Valenciana que reflejan una actividad comercial que entre los siglos XVI y XIX pobló de trabajadores nuestras montañas dejando un legado de arquitectura civil de primera magnitud.
PLAZA DE TOROS
Es la más antigua de la Comunidad Valenciana, pues data de 1843. Es una pieza única y singular por su originalidad, ya que está excavada en su mayor parte en roca viva. La configuración montañosa del terreno dota a la plaza de una peculiar distribución que hace que se pueda acceder a piso plan tanto a la puerta de arrastre como al palco presidencial en el más alto. Su aforo actual es de 3.760 localidades. Dispone de 6 corrales, matadero, enfermería y capilla.
La idea de la construcción de la Plaza de Toros fue de D. Manuel López Rovira, engueríno y afincado en Bocairent, donde tuvo una fábrica de paños. Durante la primera mitad del siglo XIX, la industria textil sufrió una fuerte crisis y para remediar la desocupación existente, en una reunión del gremio local se le ocurrió la idea de construir una plaza de toros.
Y así, los obreros textiles cambiaron las lanzadoras por picos y comenzó el desmonte del motículo llamado “la Serreta” y día a día, fueron apareciendo gradas irregulares; hasta los mismos refugios fueron excavados dentro de la roca, al pie de las localidades de barrera.
Esta plaza ha sido siempre cuna del toreo y trampolín para torear en plazas más grandes. Por ella han pasado las más grandes figuras del toreo de todos los tiempo. Actualmente se continúan realizando corridas de toros además de actividades culturales, deportivas o festivas en época estival.
MONASTERIO RUPESTRE
La edificación actual es una pieza de gran interés que acoge en sus entrañas otra aún de mayor valor; un antiguo convento subterráneo que se excavó en la roca y que sólo unos pocos han tenido la oportunidad de contemplar, pues se cerró en el siglo XVIII.
La historia se remonta al año 1556, cuando Mosén Melchor Ferre decide construir un monasterio para unas futuras religiosas. Se trataría de cercar el recinto y excavar en él un monasterio rupestre. El 10 de marzo de 1556, llegaron a Bocairent seis monjas procedentes del Convento de la Esperanza de Valencia,
aunque no ocuparían el convento hasta el 10 de octubre del mismo año. El Monasterio-Convento se puso bajo al advocación de la “Sacratissima Vege Maria del Dolors i dels Benaventurats Reis Mags”. En el año 1700 se selló la cámara rupestre construyéndose el segundo convento, para dar paso en 1902 al actual monasterio.
La primera impresión del visitante cuando penetra en la capilla es de asombro, al contemplar un recinto de 48 metros cuadrados bien conservado tallado en la roca, con sus techos esculpidos a modo de molduras talladas con una gran precisión, varias estancias comunicadasy una especie de gran campana – respiradero que sale al exterior (la gran chimenea troncocónica de unos 10 m de altura que estaba abierta en su parte superior), todo un conjunto rupestre perfectamente conservado.
En el interior del convento, los visitantes pueden contemplar la iglesia, utilizada por las monjas tal como estaba hasta el 1700 y como lugar de oración hasta 1900.
Fruto de l a austeridad de la época, las hermanas vivieron los veinte primeros años de fundación del convento en unas dependencias, como las de este convento, caracterizadas por la falta de luz solar y humedad. Pasadas estas dos primeras décadas, las religiosas dejaron las celdas rupestres para morar en la casa de Mossen Melchor Ferre, que al morir les dejó. Estas dos viviendas están justo encima del convento primitivo y se comunican en el subterráneo.