La comarca de La Safor es conocida principalmente por sus playas. Gandia es el mejor ejemplo, pero ahí están también Oliva, Tavernes de la Valldigna o Xeraco, por citar algunos más. Sin embargo, si miramos hacia el interior también nos encontramos con verdaderas joyas. Es el caso de Barx, el municipio que visitaremos hoy, más desconocido que otras localidades de la comarca pero del que seguro que volvemos a casa con un buen recuerdo.
La Drova
Antes de nada, hemos de saber que estamos ante un municipio con un importante legado prehistórico, y si bien es cierto que encontramos sus orígenes en la época musulmana no fue hasta el año 1838 cuando se convirtió en un municipio tal y como lo entendemos hoy en día. Hasta entonces, Barx formaba parte del monasterio de Santa Maria de la Valldigna. Una relación que nunca fue fácil y cuyo legado todavía se conserva.
Nuestra primera parada son las Casas de la Drova, que los frailes de Santa Maria de la Valldigna mandaron construir en 1723. En ellas vivían tanto los trabajadores de las tierras del monasterio como los animales de tiro, y no podemos pasar por alto el reloj de sol que hay en la fachada. El reloj es de 1799, el mismo año que se construyó la font del Racó, símbolo de la paz que alcanzaron ese año frailes y barxeros tras una disputa que se había prolongado durante más de dos décadas.
Además de las casas, los frailes tmbién ordenaron construir las Basses de la Drova, un sistema de riego para sus campos que se desarrolló entre los últimos años del siglo XVIII y principios del XIX. Unos años más tarde, en 1.859, se establecieron en la Drova dos familias de Xaló, en la vecina comarca alicantina de La Marina, y con ellas llegaron a Barx los Riu-Rau, una construcción tradicional de la comarca que se utilizaba para almacenar lo cosecha y para secar frutos.
Legado histórico y arqueológico
Pero dejemos atrás la Drova y la relación entre Barx y los frailes de Santa Maria de la Valldigna para fijarnos ahora en el casco histórico del municipio, donde destacan algunos edificios del siglo XIX –cuando se independizó del monasterio-. El núcleo original de Barx lo encontramos en la Plaça de la Constitució, en la que destacan el granero, las dos almazaras y la bodega de finales del siglo XVII que todavía se conservan hoy en día.
Además de la plaza, otro de los puntos clave de Barx es su iglesia, que en la segunda parte del siglo XVII se convirtió en el oratorio privado de los monjes. A finales del siglo XIX se hizo la fachada actual. Para reafirmar la condición de núcleo habitado de Barx, entre finales del siglo XVIII y principios del XIX apareció el Calvario, que junto a la iglesia y a la Ermita de San Pedro Mártir de la Drova, en pleo Mondúver, son los principales referentes religiosos que encontramos en Barx.
Salimos hacia las afueras de Barx, donde nos encontramos con un nevero de mediados del siglo XVIII que se conserva en muy buen estado. Se trata de una de esas obras que se construían para almacenar la nieve que caía en invierno sobre las montañas que rodean esta localidad y poder aprovecharla en verano. En la Drova y en el camino a Pinet también hay dos neveras, aunque son un poco más pequeñas y todavía no se han restaurado.
Como decíamos al principio, Barx cuenta con dos de los yacimientos arqueológicos más importantes del Mediterráneo español: las cuevas del Parpalló y la de les Malladetes, ambas en el sistema montañoso del Mondúver –desde cuya cima hay unas vistas espectaculares-. Las cuevas son del paleolítico superior (del 33.000 a.C. al 9.000 a.C.), y en ellas se han encontrado placas de piedra grabadas y pintadas en las que aparecen animales y objetos geométricos o abstractos.
Riqueza natural
Los amantes del senderismo pueden acercarse hasta la Sima de la Doncella, el desagüe natural del valle donde está Barx. De eso, si la Sima no existiese, el valle se inundaría como ha pasado alguna vez que la acumulación de basuras ha impedido que el agua entrase en la montaña. El agua que penetra en la montaña vuelve a la superficie unos kilómetros más allá en las diferentes fuentes o manantiales de la zona de la Valldigna. El alto nivel de humedad crean un ecosistema y un microclima especiales.
Finalmente, hay que destacar que la localización geográfica de Barx convierte a este municipio de la Safor en uno de los preferidos por los aficionados a la espeleología, que tienen en la zona montañosa al oeste del municipio algunos de los mejores nacimientos cársticos, destacando la sima d’Albaida. Su peculiar orografía también convierte los alrededores de Barx en un lugar ideal para ir en bici y disfrutar –y sufrir- en sus diferentes caminos y puertos de montaña.
Más información y foto: Ayuntamiento de Barx
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