Ontinyent, casi en el límite entre las provincias de Valencia y Alicante ofrece una gran cantidad de posibilidades para los amantes de la naturaleza y el senderismo. En la capital de la Vall d’Albaida podemos hacer rutas como la de l’Alba, la dels Gamellons, los recorridos que siguen el curso del Río Clariano o la excursión que hoy os proponemos: la ‘Senda de la Cova de l’Avern’.
En valenciano, «l’avern» es el infierno, un nombre muy indicado para la cueva donde acaba nuestra excursión. Se trata de una cueva oscura, sobre la que existen multitud de leyendas, aunque nos detendremos más tarde sobre ellas. Lo primero es llegar hasta la cueva en un paseo muy agradable, ya sea a pie o en bicicleta en la que deberemos detenernos en la Ermita de Sant Esteve.
La emblemática ermita ontinyentina data del siglo XVII, y se restauró en 1991. Se ha convertido en uno de los miradores más conocidos de la comarca, ya que se pueden observar la Vall d’Albaida, localidades vecinas como Villena o Caudete y, en días claros, el Mediterráneo se avista en el horizonte. Si hacemos coincidir nuestro paso por la Ermita de Sant Esteve con la salida o la puesta de sol seguro que no nos arrepentimos.
Hasta la Ermita de Sant Esteve también podemos subir en coche, y de allí no nos costará nada llegar a la ‘Cova de l’Avern’. Desde detrás de la ermita sale la pista que sube a la Balarma, y tras algo menos de un kilómetro llegamos a una recta que baja y luego sube. A mitad de la recta aparecen flechas indicando el camino que en unos 10 minutos nos llevarán a la cueva. Pese a algún tramo algo dificultoso, la senda es accesible a todo el mundo.
Ahora que ya estamos en la ‘Cova de l’Avern’, es la hora de contar alguna de las leyendas que la rodean, como que en su interior, inmersos en la oscuridad, podemos escuchar lamentos, lloros, gritos o aullidos. Ningún estudio ha sido capaz de explicar estos sucesos en una cueva donde, dicen, los relojes se paran, las linternas no funcionan, las fotos salen veladas y las brújulas pierden el norte.
Otra de las leyendas en torno a la ‘Cova de l’Avern’ dicen que está conectada con otras cuevas, incluso algunas tan lejanas como las de la costa; y algunos visitantes aseguran haber visto un par de ojos rojos que los observaban. Por eso, quizá no todo el mundo se atreve a recorrer sus tortuosas galerías, y solo los más valientes entran en el interior de la montaña. Y tú, ¿te atreves?
Vía: Turismo Ontinyent
Foto: decar66