Los destellos de sol se cuelan entre la abundante vegetación, serpenteando entre las hojas de los arbustos más frondosos. El sonido melodioso del canto de las aves se mezcla con el murmullo de un agua que fluye despacio, dejando surcos en la tierra húmeda. Así es el bello paisaje que brinda la Marjal del Moro, un paraje natural situado entre los términos de Puzol y Sagunto, en la provincia de Valencia, y cuyas tierras poseen un particular encanto.
Un paseo por la Marjal del Moro permite ver, además, un gran abanico de especies de ave. Sus infraestructuras y sistemas de seguridad facilitan una observación poco intrusiva para los animales y que no modifica sus hábitos. El lugar está considerado como espacio protegido ZEPA (Zona Especial de Protección para las Aves), una denominación que otorga la Unión Europea a aquellos parajes naturales de especial interés con la finalidad de conservar y preservar su fauna avícola en extinción. Ranas, salamandras, peces, pequeños insectos, y otros reptiles son otros de los habitantes del lugar.
A pesar de sus reducidas dimensiones, el paraje se distingue por su abultada población de tipos de aves. En él encontramos especies reproductoras, invernantes y migrantes, entre las que destacan el soromujo lavanco, el calamón, el pato colorado y la garza de las primeras; el aguilucho lagunero y la garcilla buyera de las segundas; y el flamenco rosa y el tarro blanco de las terceras.
Algunos de los peces propios de la zona son el fartet y el samaruc, unas especies propias del humedal. Entre los anfibios destacan las ranas y encontramos también cullerots y salamandras.
Respecto a la flora, la vegetación acuática es escasa, aunque predominan las especies de la variedad Chara. También encontramos un tipo propio de la zona: la Limonium dufourii. La Enea Typha dominguensis y el Carrizo Phragmittes communis son las más abundantes.
La ruta puede iniciarse en la playa de Puzol cerca del barranco y acabar en la playa. También puede realizarse en sentido inverso. Podemos hacerla a pie, pero no son pocos los ciclistas con los que nos cruzaremos a lo largo de nuestro recorrido. El recinto cuenta, además, con miradores en los que buscar aves desde las alturas y con un pequeño espacio habilitado como merendero, con una pequeña plataforma para hacer sombra, mesas, bancos y papeleras.
Una buena recomendación es llevarse los prismáticos y la merienda para pasar la tarde en la mejor compañía: la fauna y la flora de este rincón único de la provincia de Valencia.