Hoy os proponemos una visita al Convento d’Aigües Vives de Carcaixent, también conocido como Real Monasterio de Santa María de Aguas Vivas. Aunque sus orígenes se remontan al siglo XIII, el edificio actual se empezó a construir 300 años más tarde; y desde su ubicación ha sido testigo y ha vivido en primera persona algunos de los momentos clave en la historia de España.
Como decíamos, los orígenes del convento están en el siglo XIII, pero el edificio actual empezó a construirse en los siglos XVI y XVII. Los estilos gótico y barroco dan fe de ello, aunque el ala norte no se concluyó hasta unos años más tarde, en el siglo XVIII. Tras la desamortización de Mendizábal en 1836 los monjes fueron expulsados del convento, que pasó a manos de los barones de Casanova.
Estos lo convirtieron en vivienda rural, y tras el Franquismo, en 1977, lo adquirió Antonio Vidal Bellver, un fotógrafo y empresario de esta localidad de la Ribera Alta que lo reformó para convertirlo en un hotel residencia. En la actualidad, el convento está en manos de un empresario del sector de la hostelería de Gandia, y en 2007, fue declarado Bien de Interés Cultural.
El claustro es el elemento que sirve para articular el convento. Al sur está la Iglesia, al norte la granja, al este el gran edificio rectangular que con sus cinco pisos domina el espacio y al oeste están la torre campanario, la iglesia, el portalín de acceso al claustro y las edificaciones de la granja. Pese a ser el epicentro del terreno, el claustro es reducido; aunque destacan las tallas y los frescos que lo decoran.
También destaca el gran cuerpo de la fachada este del convento. Una larga escalinata sirve para entrar en el edificio, y sobre el pódium hay seis ventanales, simulando pictóricamente sillares en los dinteles y los machones. En la parte superior, la cornisa protege algunas pinturas, entre ellas la de una Virgen de Aguas Vivas que aparece flanqueada por la inscripción «año 1767».
Un largo cuerpo vertical conforma la torre campanario, en la que hay un reloj solar. En la puerta de acceso a la iglesia nos volvemos a encontrar con la Virgen de Aguas Vivas, en este caso en cerámica. El templo solo tiene una nave y seos capillas laterales, y el presbiterio da acceso tanto al claustro como a la sacristía, reconvertida en lagar. Llama la atención la combinación entre la sillería gótica y plateresca.
Vía: Wikipedia
Foto: Pablo Enzo