Debido a los constantes ataques de piratas, en la provincia de Valencia se construyeron un total de 13 fortificaciones defensivas en el siglo XVI. Hoy en día todavía podemos visitar 4 de ellas en las comarcas de La Safor y la Ribera Baixa. La cercanía geográfica que les une permitirá a sus visitantes realizar una bonita ruta histórica con parada en 4 playas distintas, descubriendo así una original forma de recorrer esta parte del litoral valenciano.
De norte a sur, las encontramos en los municipios costeros de Cullera, Tavernes de la Valldigna, Xeraco, y Piles. Todas ellas están consideradas Bienes de Interés Cultural y, en los tres últimos casos, se han convertido en monumentos emblemáticos con presencia incluso en el escudo local.
La Torre del Marenyet de Cullera se ubica en la ‘Avinguda de l’Estany’, pasando dicha localidad en dirección hacia la playa de Tavernes de la Valldigna. El horario de visitas en verano es de martes a domingo de 10 a 13:30 horas de la mañana y, por la tarde, de 18:30 a 20:30 horas. Esta torre de 15 metros de altura y 10 de diámetro está dividida en la planta baja – donde se ubicaban las caballerizas – y dos pisos superiores, que corresponden a la vivienda y al almacén de pólvora. La terraza todavía conserva los merlones en lo alto. Desde aquí nos dirigimos a la torre más alta del antiguo Reino de Valencia, la ‘Torre de la Vall’. La encontraremos en un entorno muy valenciano, situada a la entrada de la playa de Tavernes de la Valldigna y rodeada de campos de naranjos. Su altura y los escasos 6 metros de diámetro que mide su planta le confieren una apariencia muy esbelta. Un dato curioso es que, aunque esta torre consta de planta baja, tres plantas y terraza, no tiene escalera alguna construida.
Si seguimos nuestra ruta por el antiguo Camino Real, y actual carretera Natzaret-Oliva, llegaremos a la zona de Xeraco llamada el Grog. Aquí, en plena naturaleza y junto a la ribera del río Vaca, se alzan los más de 7 metros de mampostería de piedra que actualmente quedan de la ‘Torre de Guaita’ de Xeraco. El buen estado actual del que goza es gracias a unos vecinos de la localidad que, conscientes del valor de esta construcción y preocupados por su conservación, decidieron restaurarla de forma totalmente desinteresada. El resultado es excepcional. Ahora, la anécdota ya forma parte de la historia de esta torre vigía.
Ahora, nos desplazamos más hacia el sur de la provincia para encontramos con la ‘Torre de Guaita de Piles‘. Ubicada junto a su playa, sobresale por sus 13 metros de altura y los 10 de diámetro en la planta. El elemento curioso esta vez lo pone la ligera inclinación hacia poniente con la que está construida. Su horario de visita es los miércoles y viernes de 19 a 20 horas.
Breve historia de los vigilantes de piedra
Las llamadas ‘Torres de Guaita’ están envueltas en leyendas que se cuentan en sus municipios, aunque la realidad es que fueron construidas en el siglo XVI para controlar y defender el litoral mediterráneo. De ello se encargaba la guardia costera que vivía en la primera planta de las torres y vigilaba el mar desde lo alto de una terraza coronada por merlones que impedían que fuera descubierto. La planta baja se reservaba a las caballerizas, mientras que a las estancias superiores se accedía por una escalera de caracol. Estas construcciones de mampostería de piedra a veces contaban con un tercer piso donde almacenaban la pólvora. Cuando se divisaba algún movimiento que levantaba sospechas sobre un posible ataque pirata, los vigilantes daban aviso de inmediato al poblado y a las torres cercanas mediante un medio de comunicación primitivo: las señales de humo. Hay que decir que hace cinco siglos este tipo de ataques era muy frecuente en las costas valencianas. La panorámica y despejada visión del mar que ofrecían las torres les permitía ganar tiempo para preparar la defensa de los saqueadores que se acercaban por el mar.
Ahora podemos seguir disfrutando de las mismas vistas al Mediterráneo, aunque esta vez sin preocuparnos de las invasiones piratas.
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